Equidad frente a la desigualgad
En un mundo en el que la población humana sigue creciendo (hoy somos ya más de 7.000 millones de personas y según el Fondo de Población de Naciones Unidas, sobrepasaremos los 9.000 millones de habitantes en 2050) también continúa aumentando la desigualdad.
Según el Credit Suisse Global Wealth Report, 2012, alrededor de 3.184 millones de personas adultas en el mundo, poseen una riqueza neta inferior a 10.000 dólares USA; este grupo, que representa el 69,3% de la población adulta mundial, acumula el 3,3% de la riqueza total en el mundo.
Si añadimos a los que tienen de 10.000 a 100.000 dólares – unos 1.035 millones de personas -, el 91,8% de la población adulta mundial, acumula el 17,7% de la riqueza total.
Mientras, en el otro extremo de la pirámide, un grupo de 29 millones de personas, que representa el 0,6% de la población adulta del planeta, poseen más de 1 millón de dólares, concentrando en conjunto el 39,3% de la riqueza total; por debajo, con 100.000 a 1.000.000 de dólares, 334 millones de personas, el 7,5% de la población adulta mundial, acumula el 43,1% de la riqueza.
Uniendo estos dos últimos grupos, el 8,1% de la población adulta del globo acapara el 82,4% de la riqueza mundial. En este informe también se indica que, en el último año, el porcentaje de adultos que se encuentran en el estrato más bajo de la pirámide, ha aumentado, pasando del 67,6% en el año 2011 al 69,3%, antes mencionado, en 2012; este aumento se debería supuestamente a un descenso en la riqueza global en un contexto de crisis económica. (*)
Por otra parte, hoy, la persona más rica del mundo acumula un patrimonio neto de unos 73.000 mil millones de dólares USA, mientras que su fortuna se valoraba en 69.000 mil millones en 2011.
En general, durante este año, las grandes fortunas han aumentado o mantenido su patrimonio y aunque, a lo largo del tiempo, cambien las personas que se encuentran en la cúspide de la pirámide, lo cierto es que quienes están ahí cada vez poseen más dinero; por el contrario, hoy, el que menos tiene continúa sin tener nada. (ver comparativa en Wikipedia elaborada a partir de los datos publicados por la revista Forbes)
En palabras del filósofo alemán Thomas Pogge, “por ser completamente evitable, este tipo de pobreza es un inmenso crimen de lesa humanidad“.
Esta desigual distribución del capital a menudo conlleva un acceso no equitativo a los recursos naturales, de manera que las personas que conforman la base de la pirámide de la riqueza con frecuencia encuentran dificultades para acceder a recursos básicos, como el agua o los alimentos.
Según el informe elaborado por la FAO, El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2013, en 2010 – 2012 había unos 870 millones de personas hambrientas (cifra que se redujo un poco después de haber alcanzado los 1.000 millones de personas en 2009).
Además 884 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 2.500 millones no disponen de servicios de saneamiento mínimos; 1.000 millones de personas viven en asentamientos precarios, en situaciones de falta de servicios básicos, hacinamiento y altos índices de violencia;
1.300 millones de personas no tienen acceso a una asistencia médica básica, pierden la vida al año casi 6 millones de niños y niñas menores de cinco años, en muchas ocasiones debido a enfermedades tratables, y más de medio millón de mujeres mueren cada año debido a complicaciones del embarazo o el parto; 67 millones de niños en edad escolar no acuden a la escuela.
Con esta situación global como fondo, hoy existe un amplio acuerdo acerca de que para que el desarrollo humano sea sostenible, ha de ser equitativo y satisfacer las necesidades también de los más pobres. Parece claro que difícilmente se podrá pedir que cuiden el medio ambiente a aquellas comunidades o personas que sobreviven sin apenas recursos. (Nota: Sobre la utilización de la palabra equidad en este blog)
En el Informe Brundland (1987), que recoge la definición más utilizada de desarrollo sostenible, ya se resaltaba la necesidad imperativa de mejorar las condiciones de vida de los más pobres, y este es un aspecto que se ha seguido teniendo en cuenta en los sucesivos debates sobre desarrollo sostenible.
En el año 2000, en Nueva York, durante la 55ª Asamblea de Naciones Unidas, se aprobó la Declaración del Milenio, a través de la cual los países firmantes se comprometían a establecer una nueva alianza mundial para reducir los niveles de pobreza extrema.
Esta declaración dió paso a la adopción de una agenda complementaria a la Agenda 21 (acordada en la Cumbre de Río Janeiro, 1992), y que se conoce como Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se trata de una serie de objetivos sujetos a plazo y que se centran en las políticas relativas a la erradicación de la pobreza y el hambre y en definitiva a la consecución de un mundo más justo, dentro del marco que impone el proceso de la globalización.
Los objetivos del Milenio son ocho:
- Reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre.
- Enseñanza primaria universal.
- Igualdad entre géneros en la enseñanza.
- Reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años.
- Mejorar la salud materna.
- Detener la propagación del VIH/SIDA y de otras enfermedades graves como la malaria. Garantizar el acceso al tratamiento del VIH/SIDA a todas aquellas personas que lo necesiten.
- Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y programas de desarrollo nacionales y reducir la pérdida de recursos.
- Desarrollar más un sistema comercial abierto, basado en normas, y no discriminatorio, prestando atención a las necesidades de los países menos desarrollados.
El plazo para la consecución de estos objetivos es el año 2015.
Aunque existe un amplio consenso sobre la necesidad de alcanzar estas metas, el acuerdo es mucho más limitado respecto al avance en el logro de las mismas o la manera de llegar a conseguirlas.
Objetivos del Milenio Página de Naciones Unidas sobre los Objetivos del Milenio en la que se puede seguir la evolución de los mismos. En español.
European Anti Poverty Network – España Portal de la EAPN en España. La EAPN es una coalición de ONGs y otros grupos involucrados en la lucha contra la pobreza y la exclusión social en los Estados Miembros de la Unión Europea.
Pobreza cero Movimiento estatal organizado por la Coordinadora de ONG para el Desarrollo en España, que pretende implicar a todos los sectores de la sociedad civil en la lucha contra la pobreza, de manera urgente y eficaz.
Merece una mención aparte la situación actual de los pueblos indígenas, probablemente los colectivos más vulnerables ante la voracidad del crecimiento económico. Dentro de estos, es especialmente delicada la situación de los pueblos indígenas “aislados” o “no contactados”, más de cien en todo el mundo, que han decidido mantenerse al margen del “progreso”.
Según Survival, la única organización internacional orientada totalmente a la defensa de sus derechos, se estima que existen unos 5.000 pueblos indígenas en todo el mundo a los que pertenecen unos 370 millones de personas. Estos pueblos se encuentran repartidos en los cinco continentes, siendo posible encontrar poblaciones indígenas incluso en Europa, donde viven los saami. En América Latina hay países con más del 50% de su población indígena, y en India se estima que viven más de 80 millones.
Constituyen sólo el 6% de la población del Planeta y sin embargo representan el 85 – 90% de la diversidad cultural, de manera que, si estos pueblos desaparecen se perderá con ellos una enorme riqueza.
Grupos étnicos amenazados en Colombia. Créditos EC/ECHO/Boris Heger
Pero eso es lo que está sucediendo. El contacto con la “civilización”, en demasiadas ocasiones, lejos de aportarles mejoras en sus condiciones de vida, les está suponiendo todo lo contrario.
Algunos de los principales problemas derivados del avance del progreso a los que se enfrentan los indígenas son:
- Las tierras que habitan son codiciadas por industrias petroleras, mineras o forestales, agricultores, ganaderos, colonos… por lo que llegan a ser desalojados de ellas, perdiendo el control sobre su forma de vida.
- Construcción de grandes infraestructuras como carreteras, gasoductos, presas… en las tierras en las que viven.
- Enfermedades transmitidas por personas foráneas para las que no tienen inmunidad.
- Alcoholismo y otras adicciones…
- Misioneros fundamentalistas.
Aunque hoy los pueblos indígenas cuentan con mayor protección legal, es difícil encontrar pueblos a los que se les reconozca de verdad sus derechos.
Según un estudio de Survival del año 2007, los estados que más atentan contra los derechos de los indígenas son: Indonesia, Australia, Canadá, EEUU, Nueva Zelanda, Botsuana, Brasil, Perú, Paraguay y Malasia. Por otra parte, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y EEUU fueron los únicos países que votaron en contra de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU. Hoy ya no quedan países que se opongan a la Declaración.
La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU reconoce los derechos de los indígenas, pero no es legalmente vinculante. La única legislación internacional vinculante respecto a los indígenas es el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que hasta ahora sólo han firmado 22 países.
Survival Organización que defiende desde hace 40 años a los pueblos indígenas de todo el mundo. Trabaja con unos 80 pueblos diferentes, centrándose en los más aislados por ser más vulnerables.