Economía y empleos para el desarrollo sostenible

Economía y empleos para el desarrollo sostenible


Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA (UNEP en sus siglas en inglés), 1300 millones de personas tienen unos ingresos tan bajos que no les permite ni a ellos ni a sus familiares superar el umbral de la pobreza (2 dólares diarios). En esta situación está más del 43% de la fuerza de trabajo mundial.


Respecto al nivel de desempleo, el último informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), Tendencias mundiales del empleo 2014, estima que hay 202 millones de desempleados en todo el mundo (eran unos 190 millones en 2011) cifra que representa el 6% de la población activa. La tendencia observada en el creccimiento del empleo más lentamente que el de la fuerza de trabajo supondrá un aumento gradual del paro.


Y 5.300 millones de personas no tienen acceso a una cobertura social (Seguridad Social).


Desde el PNUMA se advierte que estos problemas, aunque con orígenes diferentes, comparten un elemento en común: una asignación incorrecta del capital; hasta ahora la inversión, aunque ha contribuido a la mejora de las condiciones de vida de muchas personas, ha supuesto pérdida de recursos y servicios de los ecosistemas así como costes sociales.


Las expresiones “economía verde” o “empleo verde”, desde que se inició la crisis económica en 2008, han pasado a formar parte del discurso político dominante, más allá del círculo formado por quiénes defienden una economía ambiental.


Este paso se produce en relación al reconocimiento de dos necesidades, día a día más evidentes: la erradicación de la pobreza y el logro de un desarrollo sostenible (sin olvidar, claro, la detección de una oportunidad de negocio, día a día más clara, en la demanda creciente de servicios y productos verdes).


Pero también debido a los fallos del sistema económico dominante, que se han puesto de manifiesto sobre todo con la crisis, sistema que no ha impedido la degradación de la base de recursos que sostiene la vida y el incremento de desigualdades sociales.


Así, la economía verde es propuesta como el camino a seguir para dar respuesta a la demanda de soluciones frente a los problemas de falta de equidad y medioambientales y a la crisis económica.


Según el PNUMA, la economía verde es aquella que “mejora el bienestar del ser humano, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”, es decir, una economía que utiliza los recursos de forma eficiente y socialmente incluyente.


Según este organismo, “el camino hacia el desarrollo debe mantener, mejorar, y donde sea necesario, reconstruir el capital natural como activo económico fundamental y fuente de beneficios públicos, especialmente para las personas desfavorecidas cuyo sustento y seguridad dependen de la naturaleza”. El enverdecimiento de la economía sería un paso indispensable para lograr el desarrollo sostenible.


Respecto al empleo se considera que los empleos verdes son aquellos que son capaces de proteger y restaurar la Naturaleza, que profundizan en la eficiencia energética y del uso de recursos, con una disminución de contaminantes y residuos. Son aquellos que contribuyen a la reducción de la huella ecológica. Y pueden surgir en la mayoría de los sectores productivos.


Pero los empleos verdes, según el informe conjunto del PNUMA, OIT, OIE, CSI, Empleos verdes: Hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono, han de ser también una fuente de empleo digno, una oportunidad para que hombres y mujeres puedan acceder a un trabajo que respete la condición humana y la necesaria seguridad en condiciones de libertad y equidad para el desarrollo personal; ha de garantizar los recursos para el sostenimiento de la persona y su familia y el desarrollo de sus capacidades.


Se reconoce que el empleo digno es fundamental para terminar con la pobreza y para lograr la paz social; es importante, pues, para lograr la sostenibilidad desde el punto de vista social.