Ahorre agua en el deporte con un campo 3G

En el interés de la conservación de agua, los clubes deportivos deberían considerar la instalación de un campo 3G como sustituto de su campo de césped natural.


Muchos clubes deportivos han sostenido que ese cambio no les resulta práctico por los inconvenientes asociados al césped artificial.


La información que se encuentra a continuación muestra cómo ha evolucionado la tecnología del césped artificial con el paso de los años, de modo que incluso los clubes deportivos profesionales pueden utilizar un campo 3G con la tranquilidad de saber que reúne los requisitos de seguridad para los jugadores y de rendimiento.


Césped natural


Los campos de juego con césped natural necesitan una cantidad de agua significativa para mantener la calidad de la superficie.


Puede observar ese aspecto en la foto de aquí arriba, en la que se muestra un sistema de riego por aspersión en pleno funcionamiento en un campo de fútbol, antes del partido.


Un suministro de agua adecuado contribuye a que el césped mantenga una condiciones óptimas.


Eso resulta sumamente importante en los campos de juego (a diferencia del césped para jardín) porque los tacos de las botas de los jugadores levantan el césped y crean zonas de barro.


Es necesario pues regar y abonar con regularidad para que el césped se recupere. A veces también hay que volver a sembrar y revestir la superficie para reparar las zonas dañadas del campo.


Si no se aplica una cantidad de agua suficiente en los meses de verano, es posible que el césped adquiera un color marrón o que se muera.


El calor intenso del sol hace que la tierra se seque con mayor rapidez en verano, de forma que las raíces del césped no pueden extraer agua del suelo. En los meses menos cálidos, el suelo retiene el agua durante más tiempo y la irrigación puede llevarse a cabo con menos frecuencia.


Césped artificial



El césped artificial se inventó en 1965 y solucionó muchos problemas asociados con el césped natural. El agua ya no constituía un requisito, lo cual hacía posible practicar ciertos deportes en climas áridos como en África.


Incluso en climas húmedos, el césped artificial puede ayudar a conservar agua durante periodos de sequía.


Por desgracia, los primeros campos de juego con césped artificial eran famosos por su capacidad de reacción al balón poco realista y por causar lesiones a los jugadores debido a la dureza de su superficie.


En los años ochenta, los avances de la técnica trajeron una segunda generación de césped artificial más barato de fabricar gracias a la incorporación de una fibra menos densa y los huecos se rellenaban con arena.


Aunque se trataba de una solución económica, presentaba problemas similares, relacionados con la dureza de la superficie original. Por lo tanto, a pesar de las ventajas de conservación de agua del césped artificial, no es de extrañar que los clubes deportivos no quisieran adoptar esa superficie.


Hacían falta nuevos avances.


Campo 3G



El campo 3G (campo de tercera generación) ofrece una superficie que no solo conserva el agua, sino que además se adapta a las necesidades de los jugadores.


El césped artificial 3G se creó en la década de los noventa y proporciona una alternativa segura y realista al césped natural. El éxito del campo 3G se debe a una serie de mejoras.


En primer lugar, las fibras están hechas de un material más suave, conocido como polietileno. En segundo lugar, el caucho reciclado se utiliza ahora de relleno y resulta mucho más suave que la arena de antes.


Por último, las fibras de césped artificial sobresalen al menos 20 mm por encima de la capa de relleno, para emular a la perfección la reacción de la superficie del césped natural.


Gracias a estos significativos avances de manufacturación, clubes deportivos de todo el mundo se están empezando a interesar por las superficies de césped artificial. Los campos 3G pueden desempeñar un papel importante en el futuro del deporte y de la conservación del agua.