Índice de contenido
¿Cómo reducir el coste y el impacto ecológico del «kilómetro cero»?
Kilómetro cero, los productos que se piden por Internet suelen proceder del extranjero o de regiones lejanas.
Los consumidores, cada vez más implicados en los problemas ecológicos que afectan a nuestra sociedad, se hacen muchas preguntas: ¿de dónde viene realmente mi envase? ¿Cuántos kilómetros ha recorrido? ¿En qué medida contribuye su transporte en tren, avión o barco a las emisiones de gases de efecto invernadero?
En realidad, la parte más costosa de una entrega -tanto financiera como ecológicamente- es el llamado «kilómetro cero».
Se trata de la fase final del proceso, en la que las mercancías se despachan entre los transportistas y éstos tienen que redirigirlas a cada destinatario de la ciudad.
Hoy en día, para limitar las consecuencias ecológicas del aumento de las ventas por Internet (y, por tanto, de las entregas a domicilio), los profesionales del sector se plantean todo tipo de alternativas menos contaminantes, menos costosas y más prácticas.
¿Por qué el reparto de paquetes cuesta tanto y contamina tanto?
En todas las ciudades que se esfuerzan por mantener un auténtico centro histórico, los repartidores tienen dificultades para desplazarse con sus camiones.
No es fácil para ellos entrar en callejones que claramente no fueron construidos para este fin.
Además, a veces se deja el motor encendido innecesariamente mientras el transportista intenta maniobrar por una calle que no es adecuada para el tamaño del vehículo.
En las avenidas más anchas -pero también más transitadas- se siguen liberando más contaminantes al aire cuando se producen atascos.
De media, en una ciudad, el transporte representa uno de cada cinco vehículos, ocupa el 30% del espacio vial y es responsable de casi un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas pequeñas distancias diarias pesan mucho en el planeta y son muy costosas para las empresas.
Además del consumo de combustible (que es muy elevado en el caso de los camiones que circulan por las ciudades), se han detectado otras pérdidas debidas a la falta de optimización en la cadena de suministro: algunos paquetes no pueden entregarse en ausencia del destinatario, el transportista ha viajado innecesariamente y tendrá que reprogramar una cita.
También se pierde tiempo cuando hay que cargar el vehículo en una plataforma situada en las afueras, en un almacén periférico.
Para superar todos estos problemas que ralentizan a los transportistas y aumentan su huella ecológica, ya se han probado o aplicado varias ideas. Es probable que este tipo de iniciativas se desarrollen en los próximos años.
Entrega en bicicleta, adaptada a la ciudad y a la Cadena de Suministro Verde
Se acabaron las emisiones de gases de efecto invernadero: cuando entregas en bicicleta, utilizas un método 100% ecológico.
Cada vez son más las empresas que eligen este modo de transporte, entre otras cosas porque es extremadamente flexible. No hay que preocuparse por las calles estrechas, los atascos y todos los entresijos de la ciudad: los ciclistas pueden enfrentarse a ellos mucho más fácilmente que en una furgoneta.
Además, algunos transportistas ya están pensando en alternativas más sofisticadas para hacer más rentable el reparto en bicicleta.
Por ejemplo, los remolques inteligentes pueden transportar más de 200 kg sin sentir nunca el peso del que tira, gracias a un sistema de autopropulsión.
La elección de los vehículos eléctricos: logística ecológica y económica
Aunque representa una inversión, el cambio de los camiones tradicionales por los de tres ruedas, los coches eléctricos u otros medios de transporte no contaminantes permite a las empresas ahorrar dinero a posteriori.
De hecho, ya no es necesario pagar los costes de combustible de estas alternativas de bajo consumo, que están especialmente diseñadas para el tráfico urbano con paradas frecuentes.
Esta solución también es muy apreciada por el planeta, ya que reduce considerablemente la cantidad de gases contaminantes que se liberan a la atmósfera.
Puntos de relevo hacia el kilómetro cero, ¿próximamente taquillas automáticas?
En primer lugar, el punto de relevo es una práctica más satisfactoria en el ámbito del transporte, sobre todo cuando se trata de evitar la reprogramación de las entregas (cuando el destinatario no está en casa cuando el transportista le visita).
En muchos casos, los puntos de relevo están abiertos en un amplio horario, lo que facilita a los consumidores la recogida de sus paquetes.
Desde el punto de vista del transportista, esta alternativa reduce el número de desvíos en la ciudad, al reducir considerablemente el número de direcciones que hay que atender.
Para una mayor flexibilidad, se habla de transformar los puntos de relevo en taquillas automáticas. Disponibles las 24 horas del día, parece que por fin se están desarrollando en varios países.
Agrupación de recursos y rediseño de la logística
En términos más generales, para que los transportistas reduzcan sus costes y su impacto en el planeta, habrá que poner en común los recursos: por ejemplo, un mismo vehículo podría utilizarse para varios transportistas, o podrían instalarse plataformas de distribución compartidas por varios actores en el centro de la ciudad para trabajar con mayor eficacia.
Por último, algunos investigadores aún más ambiciosos están estudiando seriamente la posibilidad de movilizar drones de reparto, en particular para reducir la carga del «kilómetro cero» en las zonas rurales.
No faltan soluciones, pero cada jugador debe pensar en las alternativas que le convienen para readaptar su propia logística.